Reflexionando sobre la paz, las mujeres y la Arqueología

Sanchez Romero, M. (ed)
2010. Diez Jorge, Mª Elena y Sánchez Romero, Margarita (eds.) Género y paz, Icaria, Barcelona, pp.33-55
Publicado el 4/9/11

Introducción al capítulo

A través de las páginas de este texto pretendo hacer una reflexión inicial sobre las relaciones que mantiene o podría mantener una disciplina científica como la Arqueología con los estudios realizados desde la Investigación para la Paz. Mi propuesta parte de la base de que investigar supone el compromiso de aportar instrumentos teóricos y metodológicos que puedan ser aplicados a la resolución de determinados conflictos o problemas de nuestra sociedad. Esto obliga a plantear un proceso de reflexión sobre la disciplina en la que trabajamos y, en el caso de que sea necesario, el intento de un cambio epistemológico. La Arqueología, es decir, el estudio de las sociedades del pasado (ya sea el más lejano o el más cercano) a través de los restos de su cultura material ha sido utilizada históricamente para mantener los estereotipos creados sobre las sociedades, sobre las identidades étnicas y culturales o sobre las relaciones que se establecen entre hombres y mujeres. La Arqueología ha servido en demasiadas ocasiones para justificar la resolución de forma violenta de algunos de los conflictos que se generan en las sociedades, pero también para recuperar la memoria de quienes han estado invisibilizados precisamente por el ejercicio de esa violencia. Por tanto, en este capítulo pretendemos reflexionar acerca de cómo deberíamos acometer el giro epistemológico que supone ser conscientes de la disciplina en la que trabajamos y cambiarla desde las bases, desde su estructura.

Partimos de la premisa de la filosofía para hacer las paces de que los seres humanos configuramos nuestras relaciones de formas distintas y que tenemos una multiplicidad de capacidades o competencias que nos pueden llevar a gestionar nuestros conflictos de formas diferentes, desde el punto de vista interpersonal al estructural e institucional, político, estatal y global (Martínez Guzmán, 2005). Así, entiendo que el giro epistemológico en Arqueología debe empezar por replantearse sus bases éticas que, como veremos, en muchos casos sirve para institucionalizar y para naturalizar dándoles valor histórico, a determinadas desigualdades, constituyéndose como un instrumento muy poderoso para sostenerlas tanto en el pasado como en la actualidad. Por tanto, hemos de replantearnos de qué forma la Arqueología debe reconstruir nuestras competencias para construir la paz.

Al plantear esta reflexión se deben seguir unos pasos encaminados al conocimiento sobre el estado de la cuestión de la disciplina arqueológica frente a los estudios de la paz, al reconocimiento de la Arqueología no sólo como instrumento de violencia estructural, sino también como herramienta para la paz, y con el intento de articular una nueva conceptualización de las prácticas pacíficas desde la Arqueología, en nuestro caso centrada en las mujeres.

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