La infancia es una categoría socialmente construida y como tal está sujeta a las características propias de cada grupo social. Un concepto dinámico y fluido, que se mueve entre lo biológico y lo cultural con variaciones intra e interculturales. Sin embargo, y a pesar de que es una etapa crucial para la reproducción tanto social como biológica de los grupos humanos, no ha gozado del interés de la investigación en Arqueología.

La infancia es el período en el que se adquieren habilidades y conocimientos, se aprende el uso de la tecnología, se asumen sistemas de creencias, se forma la personalidad y se inculcan valores y actitudes hacia el mundo que nos rodea. Aproximarnos a cómo niños y niñas han pasado por los procesos de crecimiento biológico y social, conocer con qué objetos y espacios se relacionaban o analizar los mecanismos de socialización y aprendizaje utilizados por las distintas sociedades, supone un acercamiento no sólo a los individuos infantiles, sino a las sociedades en las que viven abriéndonos la posibilidad de entender cómo se definen a sí mismas y que mecanismos y estrategias articulan para poder seguir reproduciéndose.

Nuestra línea de investigación se basa en dos estrategias básicas, el aprendizaje, entendido como la adquisición de conocimientos específicos y el uso de tecnologías que hacen que los individuos infantiles sean capaces de realizar tareas productivas; y la socialización, es decir como niños y niñas aprenden a manejarse en otras esferas relacionadas con la identidad, en nuestro caso centrada en la identidad de género, y el desarrollo de rituales normalizados dentro del mundo adulto.